Werner Mauss in der Internationalen Presse  

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Rhein Zeitung

 

artículo del día 27 de marzo 1999

 

Entrevista: Mauss: Una vida en peligro - La arriesgada vida del ex agente

 

Maestro detective, superagente, negociador del gobierno en una arriesgada misión de paz: Werner Mauss, una leyenda viva. Hasta su desenmascaramiento en 1996, ayudó en la detención de 1600 delincuentes y se infiltró en 100 bandas organizadas.

Mauss y su mujer Ida se presentan para una conversación a nuestro diario -en un lugar secreto, durante décadas sólo hubo una foto poco nítida de él: El superagente Werner Mauss fue el hombre sin cara, un fantasma del servicio secreto alemán, un virtuoso de escondite - hasta que las autoridades colombianas en 1996, debido a una intriga, lo desenmascaró. Mauss se encontró con un redactor de nuestro periódico una tarde para una conversación -el intento de un acercamiento.

En alguna parte, en un aeropuerto alemán - encuentro con Werner Mauss. El agente especial desenmascarado adora lugares de paso, escenarios anónimos, encuentros rápidos. Al que una vez fuera "hombre en la sombra", continúa gustándole ser invisible, borra sus huellas, ha echado por tierra los planes de cientos de delincuentes, se ha infiltrado en bandas terroristas, ha jugado con guerrilleros al póquer con la vida de personas. Aquí la precaución es algo más que un acto reflejo - es un seguro de vida. El propio Mauss es su mejor camuflaje. Lo que llama la atención en él, es su discreción. Esta persona que entra a la habitación con dos maletines usados, parece el prototipo del hombre corriente: de tamaño mediano, cabello ralo, cara redonda, saco gris, camisa y pantalón en tonos azules clásicos - un ratón gris en el gentío del aeropuerto. El famoso agente privado no deja huellas, ni siquiera en la memoria. Recientemente, discutió en un jumbo jet con los pasajeros sobre un retrato suyo; "no me reconocieron".

Mauss - el camaleón. El detective de élite, un cazador de sangre fría, también es capaz de tocar cálidos tonos en el teclado de los sentimientos. Por ejemplo, en la despedida. Entonces, te estrecha la mano durante un buen tiempo y te mira a los ojos de forma amable.

O te cuenta lleno de entusiasmo una de esas historias increíbles de su realmente increíble vida.

¿Cómo fue lo de Atenas en 1976? La Oficina Federal de Investigación Criminal (BKA) lo puso tras la pista del terrorista Rolf Pohle, quien por aquel entonces estaba en lo más alto de todas las listas de los más buscados. Mauss sabía que el miembro de la RAF, Pohle, compraba todos los días el diario Süddeutsche Zeitung, siempre poco después de su llegada a los quioscos. El agente secreto pidió a los griegos 200 policías por una hora. Desde las 16 h, los quioscos cruciales quedaron bajo observación. A las 16:40 h se cerró la trampa. Después de este momento, Pohle tuvo que leer el "Süddeutsche" bajo arresto. Mauss, mientras tanto, había logrado uno de sus golpes más espectaculares.

 

"El jefe de la BKA, Horst Herold, desarrolló después, basándose en este modelo, la llamada Raster-Fahndung (búsqueda reticular)", se deleita aún hoy en el recuerdo.
El balance de su vida como agente se sale de cualquier molde imaginable: "he ayudado a detener a más de 1600 delincuentes", nos dice, "y liberado a 61 rehenes en el mundo". Por encargo de jefaturas de policía, abogados y servicios de inteligencia ha seguido la pista por todo el mundo a delincuentes y ladrones de obras de arte, a traficantes de droga y asesinos. "En el mundo del hampa me muevo como pez en el agua".

Mauss es una leyenda viva y un fenómeno enigmático al mismo tiempo. ¿Cómo consigue infiltrarse en incontables bandas de delincuentes para desarticularlas después? ¿Cómo consigue hacerse amigo íntimo de incontables tunantes hasta que "cantan" informaciones incriminatorias? ¿Cómo puede alguien investigar con tres diferentes identidades falsas paralelas en un consorcio sin ser reconocido? "Tengo un olfato sicológico", nos dice lacónicamente. Ha bautizado el secreto de su estrategia como "el sistema Mauss". Nombre para un tesoro en experiencia que él prefiere guardar en su caja fuerte interior. Como un documento secreto.

Y a pesar de todo, un encuentro con él nos deja entrever algo. Si el quiere, el antiguo agente maestro se vuelve tan impenetrable como un vidrio opaco. Ni la más mínima señal de emoción es exteriorizada, tanto da lo personal o delicada que pueda ser una pregunta.

Su cara parece convertirse en una máscara de piedra impenetrable. Su voz es baja, casi frágil. Entre el pulgar y el índice hace girar lentamente y de forma monótona un minúsculo objeto. Tanteo desde una cobertura perfecta.

Sobre todo, sus vivos ojos azules, su mirada evaluadora e indagadora, revelan su espíritu despierto. Si embargo, este hombre bajo y peculiarmente retraído no parece peligroso. Pero lo es.
Tunantes de todas las categorías que lo subestimaron, tuvieron que pagar su error con el fin de su carrera criminal. Mauss es un genio del camuflaje y el engaño, un ilusionista de frío cálculo. Con la ayuda de miembros de la Brigada de Investigación Criminal y del servicio secreto, construyó cientos de brillantes fachadas para cegar a sus adversarios.
Una vez se hizo pasar por comerciante de obras de arte, otra por traficante de drogas, otra por jefe mafioso e incluso se hizo pasar por terrorista.

Con un gran despliegue técnico, engañó a bandas de delincuentes muy ramificadas, organizó la compra fingida de botines, simuló delitos, provocó confesiones. Mauss viajó en avión por todo mundo, cambiaba de escenario como las leyendas, tras las cuales ocultaba su motivo. Colocaba trampas y artimañas hasta que un delincuente caía en la red.
De vez en cuando, le ocurrían cosas curiosas. Los ladrones del tesoro de la catedral de Colonia, por ejemplo, le dijeron a Mauss, quien se había infiltrado en su banda, que mientras estaban hurtando las valiosas joyas fueron interrumpidos por unos fuertes golpes.

El agente secreto, por cierto el primero de este tipo en Alemania, siguió esta pista y llegó hasta el sacristán del Dom.

Éste, finalmente, reconoció algo apocado que la noche en cuestión realmente estuvo en la cámara del tesoro. El había oído ruidos, dio unos golpes y a través del ojo de la cerradura vio algo inquietante. En la oscuridad titilaban unas extrañas luces, que pensó eran criaturas celestiales y por ello lo ocultó en todos los interrogatorios. No quería que se rieran de él, pero los extraños seres eran en realidad unos descarados ladrones que llevaban lámparas de minero en la frente para poder llevar con sus manos el pesado botín. La confesión del sacristán fue sin embargo la última pieza del puzzle que confirmó la sospecha contra la banda de gángsteres. Poco después, el caso estaba resuelto.

Para quebrar una banda, el informante Mauss (oficialmente: "colaborador civil de la policía") siempre colocaba la palanca en el punto más débil de la cadena, los caracteres inestables, inseguros eran su clientela preferida. "Yo los animaba", nos dice, "hasta que comenzaban a hablar por sí mismos". Para ello, el maestro en fingir en misión estatal recurría a trucos muy refinados. Ya sea con mimos y halagos o provocando e irritando. La envidia y la discordia reinante en el mundo del hampa facilitaron la labor a Mauss. "La mayoría, se regocijaba con malicia cuando le tocaba a otro". Y muchos malhechores se denunciaban entre sí cuando eran incitados por presuntas recriminaciones de traición o culpabilidad, no obstante, las misiones del 007 alemán eran muy peligrosas. En 1975 evitó por los pelos ser ejecutado. Unos magistrados lo delataron a un grupo terrorista en el que Mauss se encontraba bajo identidad falsa. El agente, que no sospechaba nada, fue requerido en un bosque por un comando de ejecución - el lugar de su tribunal. "Había caído en la trampa", recuerda, a pesar de todo conseguí desconcertar a los miembros del grupo y me dejaron con vida".

Mauss dice que no tuvo miedo en esa situación delicada: "estaba muy tranquilo. Mi pulso siempre está entre 120 y 65".
Los métodos poco ortodoxos de Mauss, a pesar de su eficacia, siempre han sido criticados durante su excepcional carrera. Lo han acusado de cazador de recompensas sin escrúpulos o de egocéntrico fanfarrón. Después corrió el rumor de que el mediador en Colombia, Mauss, hacía subir los rescates que los guerrilleros pedían por los empleados de consorcios europeos secuestrados, pero ninguna de estas acusaciones pudo ser nunca demostrada. Mauss reacciona enojado:
"Yo era el hombre mejor controlado en Alemania. Mi única recompensa recibida por una misión exitosa la doné a los policías que resultaron gravemente heridos durante una acción en la que me acompañaron", todas las misiones han sido acordadas con jefaturas de policía, servicios de inteligencia o incluso con la cancillería alemana. "Aquellos que me atacan no tienen ni idea de mi trabajo".

De todas maneras, muchos de los puntos de crítica no se dirigen sólo al agente. También sus socios en el servicio público fueron puestos en duda.

Mauss podía moverse en el mundo del hampa con mayor libertad que un empleado de las autoridades en su status de funcionario. Pero él también arriesgaba la vida.
El caso Düe, el joyero de Hannover, causó una gran sensación en 1983. Mauss - y su cliente - pretenden haber probado la culpabilidad del comerciante en joyas en el millonario robo en valor de 13,6 millones de marcos y estafa de seguro. Pero el fallo fue revocado de nuevo más tarde. En opinión del juez encargado de la revisión, Mauss y la brigada regional de investigación criminal competente, incriminaron al joyero en forma ilícita. Esto quiere decir: El informante Mauss, alias “Claude”, había conseguido que Düe sacase una parte del presunto botín millonario robado para un negocio amañado. La Audiencia Provincial de Brunswick desestimó por improcedentes todas las pruebas obtenidas mediante la operación encubierta calificándolas como “efecto a largo plazo de un interrogatorio”. El tribunal civil, entretanto, no dio el más mínimo crédito a la versión de Düe: El joyero sostenía, en vano, haber encontrado casualmente algunas joyas que él pensaba habían sido robadas. La manera de proceder de la policía y el agente privado estuvieron en las primeras páginas de la prensa durante meses. Se llegó a formar una comisión investigadora parlamentaria y un interrogatorio en anonimato del gran desconocido en el mundo de la caza de malhechores, Mauss no entiende todo esto: “Düe me confesó haber simulado el robo. * ( véase también HAZ del 29.06.2000 y Die Welt del 31.07.1998: La totalidad de las joyas declaradas como robadas por Düe en valor de 13 millones de marcos alemanes fueron encontradas 19 años después del atraco durante trabajos de saneamiento del antiguo negocio del padre, aproximadamente a 400 metros del lugar de los hechos, por el nuevo propietario del local comercial. Aún tenían el mismo envoltorio que cuando fueron robadas.

Con ello, se demuestra la culpabilidad de Düe. Desgraciadamente, el delito había ya prescrito en el momento del hallazgo. La primera instancia de la Audiencia Provincial de Hannover, como se pudo comprobar, había condenado a pesar de todo correctamente a Düe). Después en 1984 comenzó la nueva vida de Werner Mauss en Colombia. Mauss y su segunda mujer, la italiana Ida (Alida María), negociaron con los guerrilleros del Ejército Nacional de Liberación (ELN) la construcción de un oleoducto a través de su zona y sobre la liberación de cuatro empleados de Mannesmann – un tira y afloja con final feliz. Los rehenes fueron liberados, a través de los conductos terminados pronto se pudo oír pasar el oro negro de Colombia – se especuló mucho sobre si los combatientes de la selva recibieron dinero por ello y cuánto fue en tal caso. Mauss: “La guerrilla no recibió ningún dinero de nuestra parte.

Más bien, construimos con Mannesmann en un proyecto piloto a lo largo del oleoducto de 300 millas pequeñas guarderías y hospitales. Esto condujo finalmente a la liberación de los rehenes. Mi mujer y yo nos dimos cuenta en Colombia que no es la guerrilla sino la pobreza lo que impide la paz”.

El mediador y su mujer, que puede traducir simultáneamente en cuatro idiomas, instalaron un "teléfono rojo" para la cabeza del ELN. Para muchos de los europeos que fueron secuestrados a la selva, esta pareja fue su última esperanza. Por otra parte, los guerrilleros que en ocasiones recibían sumas millonarias por los rehenes, en las acciones de Mauss sólo recibían bienes humanitarios, como un hospital militar móvil. "Estábamos allí por encargo del gobierno".

Por encargo de la cancillería alemana, en 1996 Mauss trajo al comandante del ELN de Colombia, un país rico en recursos naturales y envuelto en la guerra civil, a Bonn en una misión secreta sin par para comprobar el deseo de paz de la guerrilla.

El coordinador del servicio de inteligencia, Bernd Schmidbauer , era el encargado con el respaldo del canciller. Se estableció el legendario eje entre Mauss 007 y Schmidbauer 008. Los guerreros de la selva, entretanto, mostraron en Alemania su deseo de paz. Además, los líderes de la guerrilla, Nicolás Rodríguez y Antonio García, mostraron un evidente deseo de ayuda internacional para poder ejercer presión al gobierno del país en Bogotá. El ELN, al que pertenecen 5000 combatientes, exige ayuda de desarrollo en las regiones controladas por ellos, participación política y el fin del terror de los escuadrones de la muerte de derechas. Para impulsar el proceso de paz, Schmidbauer habló en Nueva York, entre otros, con el presidente colombiano.

Mauss se encargó de encarrilar el proceso, Schmidbauer de la fuerza de tracción política. El ambicioso proyecto - una Colombia en paz sería un inmenso mercado también para compañías alemanas -descarriló cuando el superagente y su mujer fueron detenidos en 1996.

Las autoridades colombianas presentaron a la pareja a la prensa mundial: Mauss estaba acabado como agente. Sólo después de la rehabilitación de la pareja de agentes volvieron a establecerse conversaciones oficiales sobre Colombia en Alemania: En junio del 98 en Maguncia y Himmelspforten. Desde entonces, el proceso de paz no deja un momento de descanso a la pareja, Ida y Werner Mauss tienen un mandato de negociación para el ELN y median al mismo tiempo con el gobierno colombiano en el proceso de paz. Parece como si la pérdida de su manto mágico, hubiese puesto al descubierto una nueva identidad. "El asesinato en las selvas colombianas debe acabar".

 

Estaciones de una vida como agente"

Joven y rápida carrera como detective en Essen, nacido el 11 de febrero de 1990, el agrónomo Mauss abrió su primera agencia de detectives con 20 años. En 1961 boda con Margret. Patrocinado por la industria y compañías aseguradoras, dirigido por la Oficina Federal de Investigación Criminal (desde el 70) y el servicio de inteligencia, el matrimonio llevó a cabo misiones en todo el mundo. Hasta su separación, Werner y Margret Mauss se convierten en la "institución M".

Espectaculares éxitos como superinvestigador, el espía de élite Mauss detiene al asesino de policías Alfred Lecki, es puesto tras la pista de terroristas. Desarticula con la ayuda de la policía bandas europeas, en el 83 encuentra el veneno Seveso. En 1987 - la noche de la muerte del presidente del estado federal Schleswig-Holstein - se encuentra, igual que Uwe Barschel , en Ginebra. Mauss: "Nunca me encontré con Barschel. En Ginebra estaba negociando con la Hisbollah la liberación de los rehenes alemanes Rudolf Cordes y Alfred Schmidt". Los empleados de la compañía secuestrados en Líbano fueron puestos en libertad.

Delicada misión de paz en Colombia, sus años como especialista en casos de secuestro y negociación de paz por encargo del gobierno acabaron un 16 de noviembre de 1996.

Mauss y su segunda mujer Ida son detenidos en Medellín debido a una intriga y no son puestos en libertad hasta el 28 de julio de 1997. El 20 de mayo de 1998 son declarados inocentes y rehabilitados.


En el fallo se determinó que en ningún momento infringieron la legislación colombiana.
23 abogados colombianos y 8 policías fueron suspendidos de sus funciones.


Sobre su vida privada

Werner Mauss sobre su mujer Ida
"en las situaciones más difíciles muestra una calma increíble. Es dura negociando y al mismo tiempo muy humana".

Ida Mauss sobre el inicio de su relación con Werner Mauss
"Una vez me dijo cuál era su auténtico oficio. Esto no me impresionó, más bien despertó mi curiosidad".

Werner Mauss sobre el inicio de su relación con Ida Mauss
"Tenía 20 años, la tercera mujer más rápida de Italia en los 100 metros y saltó en completa oscuridad desde 10 metros de altura en una piscina. Después que nos conocimos en Cerdeña, queríamos volver a encontrarnos en Maguncia. En la estación no logré reconocerla debido a su gran sombrero de paja".

Werner Mauss sobre su boda con Ida Mauss
"A sus padres les conté por aquel entonces que era piloto de la Hapag Llyod. Licencia de piloto sí que tenía. A la caza de malhechores

He estado 3.700 horas de vuelo sin copiloto durante día y noche en el aire".

Werner e Ida Mauss sobre su vida familiar
"nada es tan importante para nosotros. Les hemos construido a nuestros hijos un nido. Somos como águilas, que vienen y van".

Werner Mauss sobre las películas de James-Bond
"no me gusta verlas. Me parecen aburridas".

Atentamente con el permiso editorial.

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