Werner Mauss in der Internationalen Presse  

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La agente por amor y pasión


Semanal "Welt am Sonntag" del 17 de enero 1999

de Sabine Höher y Marco Wismewski

 

La esposa del superagente Werner Mauss sobre su excitante vida
 
Stromberg - Werner Mauss pasa la carta del menú a su mujer, "pide para los dos". Ella encarga dos sopas de verdura y pescado, y para beber jugo de naranja. "no bebo, no fumo. Mi único vicio es mi mujer", dice el agente.

El matrimonio Mauss, de nuevo en los titulares tras la liberación del médico alemán Ottmar Broda secuestardo en Colombia, recibe al reportero en un castillo sobre el Rin. Restaurante con cocina italiana, armaduras medievales, murallas en ruina. Aquí se llevaron a cabo encargos con frecuencia, aquí Mauss se encuentra seguro.

Antes era un luchador solitario, hoy en día apenas emprende nada sin Ida, su esposa: "Nos complementamos".

¿Quién es esa mujer? Italiana de Cagliari (Cerdeña), hija de un inspector de impuestos. Habla cinco idiomas, cuatro de ellos simultáneamente. Sus ojos verdes llaman la atención, su favorecedora sonrisa. En su vestido tweed muestra sus piernas.

Cuando era más joven, fue una de las velocistas más rápidas de Italia - hasta que tuvo una lesión de menisco con 15 años. Las marchas forzadas a través de la selva en Colombia, días enteros a caballo son para ella como para otros un paseo de domingo. "Una vez saltó incluso desde un peñasco de 12 metros de altura", nos cuenta. ... y nada como un pez".
En Cerdeña estudió politología - y vio por primera vez a Werner Mauss en una cafetería en Cagliari, el año 1981, donde Ida se encontraba con una amiga. El agente alemán quería comprar un pasteles - para él y una reunión de abogados, aún recuerda: "hablaba perfectamente alemán y me aconsejó sobre qué pasteles debería comprar. Esto me gustó tanto que fui con la bandeja llena a la mesa de las chicas". Ida le contó que tenía planeado viajar en tren, y que debía cambiar de tren en Maguncia. Sin darle más vueltas, quedaron en volver a verse.

Por aquel entonces, la italiana no tenía ni idea de quien era ese hombre que se hizo pasar por piloto de la Hapag-Lloyd. Mauss nació en Essen (Alemania) en 1940, hijo de un comerciante en telas. El padre murió cuando él tenía ocho años, la madre fracasó en su intento de continuar con la empresa de su marido. "En la casa sólo había una cama vieja, un diván y un cactus", nos cuenta hoy. Después de su formación profesional como agrónomo, tomó clases particulares de criminalística. Para ganarse la vida, jineteó caballos, cargó carbón en el puerto de Essen y vendió aspiradoras. "con estas aspiradoras, podías limpiar alfombras, hacer bizcochos, dar masajes y hacer mantequilla de cacahuete. Era tan vivo y convincente que ninguna ama de casa me dejaba ir sin un contrato firmado".

Con 20 años abrí una agencia de detectives, me dedicaba a casos de divorcios: "la gente actuaba muy a escondidas, dejaban falsas pistas y lanzaban bengalas de humo. Sin embargo, los pillé a todos". También logró unir de nuevo algunos matrimonios peleados - Por aquel entonces, le apoyaba su esposa Margret, una asistente de abogado. 22 años de matrimonio por interés, como dice ahora Mauss. "nunca nos quisimos". También Margret se casó de nuevo tras la separación.

La italiana Ida se encontró de vuelta con Mauss en 1981 en la estación de tren de Maguncia, tres meses después de su primer encuentro en la cafetería. "No tenía ni su dirección ni su teléfono. Simplemente, confié en que vendría". Durante dos semanas viajaron por toda Alemania, después, estaba claro: "nos quedamos juntos". El camuflaje del agente ante Ida, apenas pudo ser mantenido en secreto tres días. "Vi su pistola y todos sus pasaportes falsos. Entonces, lo supe: o bien es de la policía o de la Mafia".

Cuando supo la verdad, lo aceptó bien: "estaba completamente fascinada por él y su oficio". Ida decidió trabajar junto con su marido - una agente "por amor y pasión", como dice ella. En 1982 la pareja resuelve su primer caso.

Mauss nos describe hoy su misión más arriesgada, la primera cita con los padres de Ida, para ocultar su estancia, poco caballerosa, en su habitación de hotel, se pasó 40 minutos en el estrecho poyete de la ventana con un frío que helaba - en el séptimo piso. A pesar de la fallida reunificación familiar, se casaron, y además tres veces: "la primera con los nombres correctos, otra con nombres falsos y la tercera en la iglesia".
Sólo el ambiente ya es para hacer una película: Los recién casados fueron escoltados bajo custodia policial con góndolas a la entrada trasera de la catedral de San Marcos.
Desde entonces, Mauss y su Ida están juntos día y noche. Nos cuentan de una misión en una región en crisis en Colombia, de tiroteos. Estuvieron seis semanas encerrados en una pequeña habitación en una pensión. Ida nunca ha tenido miedo: "tengo plena confianza en que mi marido, gracias a su experiencia, puede reducir a un mínimo los riesgos y peligros".

Lo único que teme el dúo de agentes Mauss son las "zancadillas de los intrigantes". "Siempre hay alguien que quiere destruir nuestra unión".

Sobre un tema Ida apenas puede mantener la calma. Se trata de su detención, aunque era inocente, en Colombia. Aún están vivos los recuerdos de los nueve meses que tuvo que pasar en pequeño agujero de 1,60 por 1,80 metros. Mala comida, separada de su marido, rodeada de asesinas y envenenadoras. Se le cayó el cabello. "Sólo pudimos soportarlo gracias a nuestra disciplina y nuestra solidaridad", dice Werner Mauss.

Después de ser puestos en libertad, se quedaron en Colombia, país desgarrado por la guerra civil, a petición del gobierno y de la comisión de paz, dice Mauss. El cree incluso que: "Mi mujer es adorada allí como antiguamente Evita Perón en Argentina". Ida Mauss se siente algo molesta con estas comparaciones. Ella prefiere hablar de la injusticia social en Colombia. "El país es en realidad tan rico en recursos naturales que no debería trabajar nadie. Pero el 70 por ciento de la población vive en la pobreza". Al matrimonio Mauss se le recrimina zu demasiada proximidad a los guerrilleros. El envía incluso los libros de poesía del líder guerrillero Antonio García y dice: "Si yo hubiera crecido en esa miseria, sería hoy en día el más terrible guerrillero".

Los dos móviles de la pareja de agentes suenan. Mientras saca un último trozo de su pescado, habla enérgicamente por teléfono con la televisión colombiana que le está haciendo una entrevista en vivo.

Desde que Werner e Ida Mauss han sido desenmascarados, han aprendido a vivir en público. El tiempo libre lo pasan como cualquier matrimonio. Prefieren estar en casa con sus tres hijos (15, 12, 7). "Los niños saben que corremos peligro. Pero han podido soportar bien todo esto", dice Ida Mauss. Para ellos la aventura Colombia no ha finalizado, de ninguna manera. "Nunca ha ocurrido que dejásemos una misión sin terminar".
 


Con el amable autorización de la editorial
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