Werner Mauss in der Internationalen Presse  

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El guión de una liberación


"Die Welt" del  24 de septiembre 1998 
de Karl - Ludwig Günsche

 

La guerrilla colombiana secuestra al senador Espinoza - Bonn interviene
 
Bonn - En los días decisivos, no era posible saber exactamente dónde se encontraba el centro de los acontecimientos y quién tenía la ley en su mano para intervenir: el ministro Bernd Schmidbauer en la cancillería en Bonn, el gobierno colombiano, el agente secreto Werner Mauss en algún lugar en Alemania, o la organización guerrillera ELN en su siempre cambiante cuartel general en la selva.

La única cosa segura era que: para Carlos Espinoza Faciolince, senador, ex presidente del parlamento del país latinoamericano sacudido por la guerra de las drogas, la lucha de guerrillas y el sangriento terror estatal, la cosa iba a vida o muerte:

Sólo un par de días antes, nadie hubiera apostado nada por la suerte del político liberal. Hoy llega, sano y salvo y en buenas condiciones, a Alemania.

Todo comenzó un 2 de agosto. De camino a Valledupar, el automóvil de Espinoza es detenido por un grupo de rebeldes armados. Es sacado con violencia del vehículo y llevado a la selva. El secuestro es algo normal en Colombia - así como el asesinato con licencia del estado. Los escuadrones de la muerte apenas dan 48 horas a los campesinos para que abandonen sus  pueblos. Quien se queda, es asesinado. Desde octubre de 1997, han sido asesinadas más de 1.600 personas en 408 masacres.

Espinoza se encuentra en las manos del Ejército de Liberación Nacional (ELN), el segundo grupo guerrillero más importante de Colombia. Rápidamente, lo llevan a su escondite en la selva. Por temor a una misión de rescate por el ejército, el grupo guerrillero cambia constantemente su refugio.

Tras su liberación recuerda el senador de 45 años: "Me trataron bien. Pero fueron 51 días muy duros. Estuve incomunicado sin ninguna información y sin saber qué es lo que harían conmigo. Cada nuevo día era un nuevo día de sufrimiento, a veces estuve a punto de perder la esperanza".

En Colombia los ánimos estaban excitados tras el secuestro de Espinoza. El ELN exige el fin de las masacres y ayuda para los campesinos expulsados de sus pueblos. El gobierno se acuerda de anteriores intentos de negociación de Bonn en esta guerra no declarada en la selva: la primera ronda de las negociaciones de paz entre las partes colombianas contrapuestas tuvo lugar en julio en el convento Himmelspforten. El presidente, Andrés Pastrana, aviva los contactos con Bonn.

El 22 de agosto - Espinoza soporta ya tres semanas de cautiverio - el "ministro de la paz", Victor Ricardo se dirige a Alemania. Quiere hablar en la cancillería en Bonn con Bernd Schmidbauer sobre las posibilidades de llevar adelante esta negociación de paz en su país - y sobre la suerte de Espinoza. El 24 y el 25 de agosto Schmidbauer se encuentra con Ricardo. En la mesa de negociaciones se encuentra también: Eduardo Espinoza, neurocirujano y hermano del secuestrado. Durante la negociación - con un gran despliege técnico - se establece una conexión telefónica con la jefe del ELN, Antonia García en su escondrijo en la selva. Schmidbauer habla dos veces con García.

Después, el guión de la liberación está listo: el 20 de septiembre, el ELN quiere entregar un rehén a la delegación colombiana. Periodistas alemanes, una condición impuesta por el ELN, deberían ser testigos de esta entrega. ZDF, la revista Focus y Deutschlandfunk envían sus equipos.

El domingo 20 de septiembre: a eso de mediodía Espinoza es sacado del campamento. De repente, aparece - en medio de la sierra de Perija - frente a su hermano, la delegación oficial y los periodistas.

Eduardo Espinoza relata el momento del reencuentro: "Estaba sin afeitar, sucio, con las ropas rasgadas, los zapatos gastados de las largas marchas a través de la selva. Nos vimos y nos dimos un gran abrazo".

"Es como si hubiese vuelto a la vida otra vez", dice el mismo Espinoza a "Die WELT". Sin que nadie le preguntase añadió: "Sin la ayuda del gobierno alemán y el matrimonio Mauss, seguro que aún estaría pudriéndome durante meses en cautiverio". Espinoza regresa a Cartagena donde le esperan su mujer Elsa y sus tres hijos. "Lo primero que hice fue servirme un buen vaso de Scotch", nos cuenta.

Espinoza ha traído un encargo y una obligación de su cautivierio: quiere mantener en orden del día el tema de los campesinos expulsados y los asesinatos a civiles en Colombia.

Espinoza a DIE WELT: "Mi liberación sin condiciones fue una señal clara de que el ELN se toma en serio el proceso de pacificación. Ahora, el gobierno debe ocuparse de que los campesinos sean realmente ayudados, que las masacres tengan un fin, que los grupos paramilitares no sigan siendo apoyados y que los responsables sean llamados a declarar".
Ya en el preludio de su liberación se negoció un documento al respecto con el gobierno. "Esperamos que el gobierno alemán continúe ayudándonos en la realización del proceso de paz".También el comandate García apuesta por Bonn. Nos confirmó en una conferencia telefónica con Die Welt: "Sólo gracias a la intervención de Bonn, Espinoza fue liberado con tanta rapidez. El objetivo de su captura era dirigir la atención de toda la nación a las masacres y la deplorable situación de los refugiados. Esto fue conseguido".

Schmidbauer, dice García, ha aceptado continuar con el apoyo. Hoy, la representación tendrá un final feliz con los papeles repartidos: Espinoza da las gracias a Schmidbauer - en algún lugar de Alemania.

Pues esto también debe llevarse a cabo con la misma discreción que el resto de la operación, que fácilmente podía haber terminado en tragedia.



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