Frankfurter Rundschau artículo del 20 de Julio 1998, de Helmut Lölhöffel
"El programa de Mauss“
Desde que fue desenmascarado, el agente posa con gusto delante de las cámaras
Werner Mauss examina con sus vivaces ojos a su interlocutor y el entorno. El cambio de papel de "estar a la sombra" a encontrarse en primera plana, de agente en la clandestinidad a pacificador, parece divertirle y no protesta en absoluto. “Nunca me he podido permitir estar nervioso", responde con mucha calma a la pregunta del reportero de si estuvo nervioso la primera vez que apareció en televisión. De hecho, el misterioso agente secreto ha dejado su antiguo papel como "enemigo de las luces" en conversación con Ruprecht Eser en la cadena de televisión ZDF el mediodía del domingo. En su relación con los medios de comunicación da la sensación de tener mucha experiencia, a veces incluso determina el desarrollo de la conversación.
Werner Mauss, quien durante años y bajo diversos nombres falsos llevó a cabo misiones especiales, muchas de ellas por encargo del gobierno alemán, prepara el cambio de su imagen pública: salir del turbio, impenetrable ambiente del servicio secreto, entrar en la esfera de las negociaciones de paz internacional. "No trabajo con los puños o con el revolver", dice en conversación con FR tras la emisión del programa de televisión, "sino exclusivamente con la cabeza". Y describe así su receta: "El éxito no es cuestión de suerte, el éxito hay que trabajarlo".
Su misión actual es el proceso de paz interno en Colombia. En ello trabaja junto con su mujer Ida desde hace varios años. El presume de haber urdido conversaciones entre el gobierno y la guerrilla sobre el fin de la guerra civil en Colombia que dura ya 40 años. Las conversaciones que tuvieron lugar bajo el auspicio de la conferencia episcopal alemana, y de las que estaba al corriente el gobierno alemán, en el convento de Himmelpforten (Wurtzburgo, Alemania), son consideradas por Mauss como un "éxito histórico". Sólo mientras él y su mujer estuvieron detenidos en Colombia el año pasado, el proceso de paz fue "suspendido". Inmediatamente después de su liberación, Mauss lo puso de vuelta en marcha. Minuciosamente, narra una y otra vez los detalles de sus esfuerzos.
El presentador de la ZDF, Eser, como cualquier otro interlocutor, apenas consigue frenarlo o interrumpirlo. El ministro del Medio Ambiente colombiano se disculpó en nombre del presidente de la república por su detención, dice Mauss. Y sobre el curso del proceso de paz nos informa: “Todo lo que sucedió, lo hice con la aprobación del presidente de la conferencia episcopal alemana, Karl Lehmann, y con el consentimiento de la cancillería alemana". Con el ministro Bernd Schmidbauer (CDU), quien coordina el servicio inteligencia en Bonn, Mauss continúa teniendo un intenso contacto.
Desde que el antiguo agente secreto fue desenmascarado, responde de buena gana a las preguntas y posa con gusto delante de las cámaras. "Soy conocido pero no estoy acabado, todavía vivo", responde con un guiño a la pregunta de Eser sobre el valor de sus posibilidades de operación. "Hasta ahora", opina, "siempre he logrado estar a la altura de las circunstancias. También esta vez es así".
Junto con Werner e Ida Mauss, Pablo Beltrán también mostró su cara en televisión. Él es el tercer hombre en el clandestino Ejército de Liberación Nacional (ELN) de Colombia y su jefe militar. Él se mostró optimista y dijo que "quizás sea posible un acuerdo" para apaciguar el conflicto. Con persuasión trata de alcanzar que el ELN sea considerado un negociador serio y asegura que el ELN "no depende de la corrupción y el tráfico de drogas".
El matrimonio Mauss se defiende con vehemencia de la recriminación hecha pública de que ellos hubiesen llevado a cabo “negocios ilegales”. Ida Mauss contesta: "Nosotros somos las personas mejor controladas en Alemania". El servicio secreto alemán y la Oficina Federal de Investigación Criminal están continuamente tras nosotros, sin mencionar los servicios secretos extranjeros. "No nos podemos permitir hacer algo malo".
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