Werner Mauss in der Internationalen Presse  

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El largo camino del agente Mauss - El sistema Mauss

 

"Die Welt" del 31 de julio 1998, de Karl-Ludwig Günsche y Hans Werner Loose

 

Die WELT - Conversación con el ex agente secreto
 
DW Berlin - El agente Werner Mauss (58) trabajó durante años en secreto. Contribuyó en acciones internacionales para la detención de 1.600 delincuentes y en la liberación de aproximadamente 60 rehenes. Encontró en Francia barriles con el veneno "Seveso" y recuperó el tesoro de la catedral de Colonia. Siempre trabajó a riesgo propio.
En su detención en noviembre de 1996 en Colombia, donde se encontraba por encargo de la Cancillería Federal para resolver la liberación de un rehén alemán y con ello acelerar las negociaciones de paz, su camuflaje, sus diversas identidades y nombres falsos quedaron destrozados.

Werner Mauss narra en el diario Die Welt su camino desde su juventud, hijo de un comerciante de telas en Essen, a su labor como investigador a escala mundial.
 

El sistema Mauss
 
Durante tres décadas, el primer agente secreto alemán se mantuvo en la sombra.
Ahora, "Die Welt" ha contado su vida
 
Sus misiones condujeron a Werner Mauss a la zona intermedia entre el bien y el mal, recorrió el mundo por encargo de compañías, jefaturas de policía y servicios secretos, ayudó en la detención de más de 1.600 delincuentes y en la liberación de casi 60 rehenes. El está de nuevo en Alemania - y quiere seguir contándonos sus experiencias.
 
Bonn - no tiene armas y viene sin guardaespaldas. En un castillo sobre el Rin, coloca dos viejas carteras con documentación sobre una silla en el jardín y el móvil sobre la mesa. "El lugar del encuentro se mantendrá en secreto", nos dice en voz baja en un tono que no admite discusión. Este hombre nervudo y con unos ojos azul acero fue durante décadas un fantasma entre el crimen y la política, el dinero y el peligro. Llevó a cabo por encargo del estado misiones espectaculares en la zona intermedia entre legalidad e ilegalidad, operó a riesgo propio por orden de terceros bajo diferentes identidades. "Cuántos nombres falsos tuve no lo recuerdo, pero mi nombre auténtico es sólo uno, me llamo Werner Mauss". Por primera vez, uno de los personajes más peculiares de la historia de la posguerra alemana nos cuenta su vida aventurera, que lo llevó de su hogar paterno allá en la Cuenca del Ruhr a una celda, pero también a palacios de presidentes y potentados.

"Nací un 11 de febrero de 1940 como hijo de un comerciante en telas en Essen. Mi padre murió cuando yo tenía apenas ocho años*', describe sus primeros años. Su madre tuvo que sacar adelante la familia, pero fracasó en el intento de continuar la empresa de su marido.
 
"Nunca llevé a cabo un trabajo utilizando la violencia, nunca utilicé un revólver y nunca golpeé a nadie, siempre utilicé la cabeza"
 
En la casa Mauss la situación fue bastante difícil. Parecía que el futuro del hijo Werner estaba ya claro: se haría cargo de una finca y estudiaría agronomía en Warendorf, cerca de Münster. Loco como estaba por los caballos recibió medallas de bronce en equitación y conducción y aprendió a llevar coches con 6 caballos: "No está nada mal. estoy muy orgulloso de esto."

Pero Werner Mauss también ha descubierto hace ya tiempo la fascinación de otro oficio: toma clases particulares con profesores de diferentes escuelas de policía. A los diecinueve años trabaja como camarero y vende aspiradoras para poder mantener a su madre y finanziar su segunda vía de formación.

Con apenas 20 años, abre su primera agencia de detective privado en Bredeney, un barrio periférico de clase alta en Essen, y adquiere su primer automóvil, un desvencijado VW. Piensa en entrar en la policía, pero desecha la idea, porque quiere ser "libre e independiente". Mauss recibe su primer encargo de un amigo abogado - "una separación matrimonial en la que había mucho dinero por medio". Realizó su trabajo a plena satisfacción del cliente, con rapidez, precisión y discreción.

Después de marcar, por así decirlo, el territorio, comienza zu vertiginoso ascenso. Werner Mauss recibe los primeros encargos de la industria. En un proceso de protección de patente investiga por primera vez en un caso internacional y bajo seudónimo, durante tres meses en Austria, Londres y Sudáfrica. Tiene 21 años. "Dos años después tenía oficinas en Essen, Londres y Locarno. Poseía varios automóviles y licencia de piloto, me compré mi primer avión, un Cessna 182 monomotor. Ningún otro detective privado tenía un avión".
En esta época ya está casado con una asistente de abogado. Mientras Werner Mauss vuela por todo el mundo, fracasa el matrimonio.

El joven detective descubre una máxima a la que será fiel toda su vida: "Nunca alcohol, muy poca nicotina, mucha disciplina - y sobre todo, nada de mujeres". No tiene ningún colaborador: "Yo sé que puedo confiar en mi". Desarrolla lo que él llama "el sistema Mauss": "Aprendí a entrar en bandas criminales sin disfraces, pelucas o barbas postizas bajo diferentes nombres falsos. Una vez tuve incluso tres nombres e historias diferentes en la misma organización criminal. Cada vez soy otro aunque siempre soy el mismo. Con mi concepto soy capaz de pasar inadvertido incluso en bandas en las que soy conocido. Entonces me encuentro como la araña en su red. Cómo lo consigo, sigue siendo mi secreto. Un buen cocinero no revela sus recetas, sólo puedo decir que: al cambiar de papel hay que tener su propia personalidad siempre a mano. Con apenas 25 años, Mauss puede escoger el encargo que le apetezca. "La gente iba detrás de mi con el dinero", dice sonriendo, "podía tomar los mejores encargos". La industria y las compañías aseguradoras reconocieron su talento, y lo aprovecharon con importes fijos: "11.000 marcos al mes, después 15.000 marcos, siempre libre de impuestos. gastos aparte, por supuesto". Tres o cuatro veces recibió recompensas por resultados exitosos. "Pero no quise dármelas de algo mejor frente a los funcionarios y pasé el dinero a los policias que fueron heridos gravemente en mis acciones".

Werner Mauss persigue bandas especializadas en atracos, robos en domicilios y drogas por toda Europa. "estos fueron los comienzos del crimen organizado. La única forma de poner fin a estas organizaciones criminales era introducirse en sus estructuras. Yo fui el proyecto piloto como agente secreto en Alemania". En todas las operaciones un profesional toma sus precauciones, la fiscalía autoriza sus actividades: "los lugares de acción son decididos por comisiones especiales de la policía, nunca por las compañías aseguradoras, éstas fueron sólo mis patrocinadoras". Desde ese día, Mauss responde cuando le preguntan cuál es su oficio: "Soy un colaborador civil de la policía".

Utiliza su avión como otros el coche. Hizo su licencia de piloto comercial y de vuelos sin visibilidad y hasta 1984 efectuó más de 3.700 horas de vuelo tras la palanca de mando de un nuevo avión turboprop. Mauss ha visto las películas de Bond, pero nunca fueron fuente de inspiración para él: "Nunca llevé a cabo un trabajo utilizando la violencia, nunca utilicé un revólver y nunca golpeé a nadie, siempre utilicé la cabeza. rara vez llevo pistola y sólo disparé una vez a alguien - 1968 cerca de Munich". Disparó a un gángster fuertemente armado para salvar la vida a un agente de la policía que estaba siendo acosado".

Entre sus clientes se encuentran tanto la policía urbana como los servicios de inteligencia, tanto las brigadas regionales de investigación criminal como la Cancillería Federal.

La Oficina Federal de Investigación Criminal coordina las acciones de este hombre, dirigido como "institución M". El espectro de sus observaciones abarca un gran abanico en el Código Civil, desde hurtos a asesinatos pasando por el narcotráfico y el tráfico de armas, "todo lo que uno pueda imaginarse". El libro de pedidos está siempre lleno: siempre he estado trabajando para cuatro o cinco comisiones especiales al mismo tiempo, con diferentes identidades pero siempre con documentación legal del departamento correspondiente, que según la justicia alemana estaba capacitada para su expedición".

Por encargo de la BKA Mauss detecta al asesino Alfred Lecki acusado de un doble crimen a agentes de policías, que en Navidad de 1969 se tomó al pie de la letra la canción "Levanta la puerta" y junto a su compañero de celda Helmut Derks escapó de la cárcel de Essen. Le sigue la pista hasta España, organiza la primera escucha telefónica y se ocupa de las detenciones en Alicante y Marbella. El jefe de estado Franco lo recibe en Madrid y le regala dos botellas de vino. De 200 años - "su sabor era como una mezcla entre Jerez y vinagre".

Mauss se infiltra en la primera banda europea en Austria, Italia, Francia, Bélgica y Alemania. En 1972, una observación acaba de forma poco habitual: durante una comida con asesinos de una banda en París ("a este tipo de encuentro yo también voy armado") la policía rodea el restaurante. La tertulia es conducida a la prisión Santé. Mauss logra esconder su pistola en la cinturilla del pantalón y días después la entrega a los perplejos guardias a través de los barrotes - "pero no revelé mi identidad". Con estremecimiento recuerda su primer arresto: "aún existía la guillotina!" La falta de libertad se prolonga, pues el único funcionario de la BKA que conoce la identidad y la orden de Mauss está de vacaciones. Sólo después de dos semanas es encontrado por su persona de contacto, que trabaja para la Interpol en París. Mauss es ayudado a salir y continúa su trabajo - desenmascara a una banda de 80 delincuentes: ... entre ellos, 27 policías italianos: su jefe era el jefe superior de la Policía".

Los casos de Mauss son cada vez más espectaculares. En 1974 se apunta el éxito en el desmantelamiento de otra banda europea y más de 200 detenciones. En 1976 recupera el tesoro de la catedral de Colonia que había sido robado tres años antes. También entra en acción por todo el mundo en la búsqueda de terroristas. "Sobre esto, aún no puedo decir nada", nos dijo discretamente.

Sólo nos habla sobre un éxito, en 1976 en Atenas. El sabía que en la capital griega se mantenía escondido el terrorista de la RAF, Rolf Pohle. "sentado en la Acrópolis meditaba la forma de localizarlo". Mauss también sabía que: Pohle leía con regularidad el "Süddeutsche Zeitung", que allí se vende en 75 quioscos.
 

"Si hubiera conocido a Uwe Barschel, hoy estaría aún vivo".
 
Le pide al jefe de policía la "puesta a disposición de 200 funcionarios durante una hora", y se le otorga. Instala una central de operaciones en Plaka y coloca los funcionarios en los quioscos en cuestión. "En veinte minutos ya lo habíamos localizado. y 35 minutos después detenido". Y de nuevo, un agradecido jefe de gobierno le recibió con un apretón de manos. "He bebido té con Konstantin Karamanlis y aprendido a apreciar el poder curativo de la manzanilla", nos cuenta el ascético agente.

En 1983 Mauss encuentra 41 bidones con dioxina en un matadero francés. Son los peligrosos restos de la catástrofe ocurrida en 1970 en Seveso (Italia) y querían arrojarlos al mar. El agente alemán impide "una catástrofe ecológica de incalculable consecuencia".
Sin embargo, también hay fracasos, como el caso del joyero Düe en Hannover, a quien en 1981 supuestamente le hurtaron en un atraco. Unas joyas en valor de 13.565.962 marcos. Düe es condenado en 1983 a siete años de prisión por pasar piedras preciosas que él había declarado como robadas y había entregado a Mauss en una operación encubierta.

Tres años después, la Audiencia Provincial de Brunswick critica en el proceso de casación la actuación oculta de la brigada regional de investigación criminal de Hannover como "efecto a largo plazo de un interrogatorio" y suprime las joyas que Düe había pasado a Mauss de las pruebas admisibles. Düe es declarado inocente. El tribunal civil no está de acuerdo: todas las acusaciones de Düe son desestimadas corriendo él con los gastos. El juez considera que Mauss tenía razón y Düe fingió el atraco. El audaz agente asegura: "Düe reconoció incluso haber escenificado el atraco".

En el caso Düe, por primera vez el manto mágico de Mauss deja de protegerlo. Aunque su cabeza quedó oculta en un casco, voló en helicóptero a Hannover para la audición de los testigos, incluso se le permitió dar sus declaraciones por micrófono desde otra habitación a la sala de audiencia. Poco después, apareció la primera foto del "hombre sin cara", poco nítida pero reveladora. Se trata de una foto durante una observación de su expediente policial. Mauss dice: "Según informaciones verificadas, un funcionario de la BKA la difundió en la prensa".
 

Al cambiar de papel uno tiene que tener su propia personalidad siempre a mano".
 
"Por esta indiscreción mi trabajo fue revelado, pero no se vio perjudicado", piensa, "mi sistema es demasiado bueno para eso". Mientras tanto: el cazador se convierte en cazado. "Ciertos periodistas" fomentan el interés del público hacia su persona: "Fui realmente criminalizado".

Desde hace ya meses Mauss dirige en ese tiempo una nueva operación con el "estado mayor de emergencia Líbano" alemán desde Ginebra. Por eso se encuentra allí el día de la muerte del presidente del estado federal Schleswig-Holstein, Uwe Barschel. Rápidamente, "estos periodistas" le cuelgan el sambenito de que sería él ese misterioso "Roloff", con quien Barschel se encontró. Mauss sonríe levemente: "Yo estaba negociando con la Hezbollah la liberación de los alemanes Cordes y Schmidt, que estaban retenidos como rehenes en Líbano. Cuando Barschel se hospedó en el hotel Beau Rivage, nosotros también habíamos hecho una reserva allí, pero mi interlocutor prefirió ir al Richmond". Continúa con vehemencia: "Nunca vi y nunca hablé con Uwe Barschel". De algo puede decir que está absolutamente seguro: "Si lo hubiera conocido, hoy estaría aún con vida".

Además, Mauss estaba siendo observado en Ginebra para su propia protección por la policía de seguridad alemana y suiza las 24 horas del día: "Mejor coartada imposible". Mientras tanto, en el castillo sobre el Rin arrecia la lluvia. Bajo una sombrilla, Werner Mauss imperturbable continúa hablando. Su mujer Ida retira la chaqueta de fino hilo que su marido había dejado colgada descuidadamente en una silla de jardín a un lugar seco junto al rododendro y sirve a su marino un vaso de agua mineral Gerolsteiner. Desde hace ya 17 años esta atractiva italiana es su compañera.

Se conocieron en una cafetería en Cagliari en Cerdeña: esta mujer de 20 años es la tercera italiana más rápida en correr los cien metros lisos, estudia ciencias políticas y quiere entrar en el cuerpo diplomático. Pero las cosas cambian. Tres meses después, viaja a Maguncia, para encontrarse con el hombre que le había contado que era piloto. Werner Mauss la espera en el andén. "Por primera vez", se ríe, "no logré reconocer a la persona en observación". La joven camuflaba su largo cabello castaño con un enorme sombrero. Los dos querían casarse ya, pero antes el novio tenía que revelar su verdadera profesión. "No es que fuera un choque para mi", recuerda la sarda, que habla cinco idiomas, "sólo necesité algo de tiempo para asimilarlo".
Entretanto la familia Mauss tiene tres hijos de quince, once y seis años. Los padres hacen todo lo posible para que los niños tengan un hogar protegido a pesar de lo peligroso de su profesión. Ida Mauss entra en el negocio de su marido. El admite: "Quiero a mi mujer de todo corazón, también es mi mejor colaboradora, lo hacemos todo juntos pase lo que pase".

Esta historia feliz parece que llega a un final inesperado en 1996: el 16 de noviembre es detenido en el aeropuerto Rionegro en Medellin, el baluarte de la droga colombiana, Mauss nos habla de "intrigas" precedentes, altos cargos tuvieron que pedir disculpas después. Se le reprochó que apoyara al grupo guerrillero ELN y que prestara ayuda en el secuestro de Brigitte Schöne, la mujer de un ex manager de BASF en Colombia.

Colombia fue la causa de un cambio interior en el matrimonio Mauss. Cuando llegaron en 1984 por primera vez a este país sudamericano, llegaron a una conclusión: "Tenemos que buscar la paz tras 30 años de guerra civil. Hay que luchar contra la pobreza, no contra la guerrila". La empresa Mannesmann ofrece su ayuda, quiere construir un oleoducto y tiene problemas con los guerrilleros. Mauss/Mauss inician junto con la Iglesia Católica una "campaña de caridad a lo largo del oleoducto": Junto con organizaciones caritativas de todo el mundo y dinero de la industria, se construyeron escuelas y hospitales para los pobres. El ejercito de liberación nacional ELN apoya los proyectos. Werner Mauss: "Incluso nos llegamos a disfrazar de Papá Noel y repartir pequeños regalos en lugares donde sólo reinan la muerte y la violencia".

Los dos alemanes comprenden la ley de la selva: "los guerrilleros secuestran empleados de empresas extranjeras y los liberan a cambio de rescates". Ellos mientras tanto con un planteamiento zonal humanitario, "aclararon secuestros y evitaron que se produjeran otros secuestros y atentados". También en 1988. Cinco europeos son liberados sin pagar rescate después de que Mauss hubiese invitado a una pequeña delegación del ELN a Alemania. Lo consigue. "En vez de dinero, encontró la clave política". El ELN transmite al canciller Kohl una solicitud sobre la masacre en su país.

En 1995 a la pareja de agentes Mauss le fue encomendada en Bonn una misión especial. Viajan al campamento base de la guerrilla y traen en 1996, "con peligro de muerte" la cabeza del "comando central" del ELN a Alemania. Mauss trae a los rebeldes para llevara a cabo conversaciones de sondeo a Europa. "Posteriormente", nos dice,."todos los políticos están de acuerdo: el ELN quiere la paz". También en 1996, cuando el ministro de interior, Horatio Serpa, habla en la cancillería en Bonn, Mauss se encuentra presente. En New York organiza un encuentro entre el ministro Bernd Schmidbauer y el presidente colombiano Ernesto Samper y participa en las deliberaciones. El 16 de diciembre de1996 deben comenzar las negociaciones de paz, el 1 de enero de 1997 callan las armas. La condición del coordinador del servicio de inteligencia Schmidbauer: ningún rehén europeo debe estar en manos de los rebeldes.

„Este fue el único motivo de nuestra participación ", Mauss hace una retrospectiva de su detención en Medellín de la que hace responsable „a una intriga de dos meses del gobernador y la compañía de Controlrisk" . Werner e Ida Mauss son presentados en la prensa internacional y desenmascarados para siempre. El proceso de paz parece fracasado antes de comenzar. "Estabamos viajando por encargo de la cancillería", nos cuenta el agente. "Un salvoconducto y diferentes identidades nos protegían en una de nuestras más peligrosas misiones, recoger de la selva a Brigitte Schöne, raptada por unos criminales y liberada después por el ELN". La pareja Mauss sobrevivió nueve meses "bajo condiciones indignas de un ser humano". Werner Mauss oye, "los gritos de los secuestradores de la señora Schöne cuando son torturados". Es acomodado en una celda con cabina de teléfono público ya casi confortable, considerando que su mujer debe conformarse con una celda de apenas 1,60 metros por 1,80 metros, junto a asesinas y envenenadoras, "fue espantoso, aunque podía telefonear cada día 15 minutos con mi marido". Una vez al mes, hay un encuentro familiar: Ida Mauss, custodiada por 130 soldados es conducida en un tanque a la prisión de su marido. "Sólo el pensamiento en nuestros tres hijos y nuestro amor nos proporcionó la fuerza necesaria para soportar todo esto", nos cuenta conmovido un Mauss que normalmente es un tipo duro.

Entre Bonn y Bogotá los cables diplomáticos están que arden. El 28 de julio de 1997 por fin la pareja recibe la libertad. El 20 de mayo de 1998 el Tribunal Supremo de Colombia deja claro que: El arresto y la detención fueron ilegales, Ida y Werner Mauss nunca infringieron la ley del país. Mauss está seguro de que: "Sin el gobierno alemán y Schmidbauer aún estaríamos hoy en la cárcel".

Apenas de vuelta en la libertad, el presidente de Colombia, Samper, ruega al equipo Mauss retomar las negociaciones de paz que debido a su detención estaban suspendidas.
 

"Quiero a mi mujer de todo corazón, también es mi mejor colaboradora".
 
La pareja viaja varias veces al campamento base de la guerrilla e impone acompañar a una comisión del comando central a las negociaciones de paz en Alemania. En julio de 1998 en el convento carmelita de Wurtzburgo, Himmelspforten, se sientan en la misma mesa, un hecho insólito, el estado, la iglesia y los guerrilleros. Tras 40 años de guerra civil, con más de 35.000 muertos anuales, firman el primer documento para alcanzar la paz, Ida y Mauss, que también están en el convento, llaman este papel de "histórico".

El agente hace balance de su vida en este día lluvioso: participó en la liberación de casi 60 rehenes y ayudó en el arresto de más de 1.600 delincuentes. "No le aconsejaría a nadie que viviese mi vida", nos dice muy en serio. Tal vez transmita el secreto del "sistema Mauss":


"Así como yo aprendí mi oficio de la policía, podría pasar mis conocimientos a policias cuidadosamente seleccionados". Si se pregunta a este hombre de cabello con corte al cepillo cuál fue su misión más peligrosa, ríe sonoramente: "Fueron mis negociaciones con la Oficina Federal de Investigación Criminal sobre mi plan de jubilación".
 





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